Normalmente, a estas horas uno está terminando de hacer el guión para el programa de cada martes, o lo está imprimiendo para repasarlo. Fernando estaría bajándose los cortes para la sección de cine y Leandro estaría preparándose la mini escaleta con los sonidos correspondientes. Pero hoy es un martes raro. Es el primer martes en que Malaga Go! no estará en el aíre. Es cierto que ya ha habido otras semanas sin emisión, pero esta vez no es por problemas técnicos o por exámenes que estudiar. Ahora, Malaga Go! ha desaparecido de las ondas.
¿Para siempre? Eso nunca se sabe. Lo que sí es seguro que por ahora sí... y es muy improbable (por no decir imposible) que jamás vuelva al 107.3 de FM. Ahora, en el horarío que hemos tenido esta temporada, podréis escuchar a El servicial, al que deseamos mucha suerte. Y le recomendamos que no se desespere por no tener oyentes, que si llega a tener diez oyentes como nosotros hemos tenido pero de tan buena calidad, es una muestra de que lo que hace está por el buen camino.
Y como digo es un martes raro. Esta tercera y última temporada de Malaga Go! se había caracterizado por el tiempo que teníamos para preparanos las cosas. Desde el lunes por la tarde, se vivía el programa y hasta las 10 de las noche del día siguiente, vivíamos la radio. Ahora, los lunes y martes están cojos. Les falta algo. Me imagino que esto será hasta que nos acostumbremos a la nueva situación, pero mientras, se hace todo muy raro.
¿Porque nos hemos ido? Hay muchas razones. Y creo que si escuchasteis el último programa (el cual no quedó grabado por culpa del aquí escribiente) quedaron claras. Pero tengo que decir algo que no pudimos en antena yaque lo vimos después. Nos dolió mucho, muchísmo, que una semana antes de dejar la emisora, nuestra hora ya estuviera asignada. El 5 de abril era el último día para pagar la cuota, pero nosotros ya notificamos a la dirección que nos marchábamos. Pero... ¿Qué hubiera pasado si el día 4 de abril cambiamos de idea y pagamos la cuota?
En esa emisora creo (y esto es opinión de Leandro Pavón) que no se hacen las cosas bien desde hace tiempo. Es una pena porque la idea es buena y bonita. Pero lo que no es bueno y bonito es ni el trato que se le da a la gente ni la forma de llevar la emisora. Que tras tres años en antena, siendo de los programa más veteranos, NADIE nos haya dicho nada, me parece fatal. Por lo menos, un hasta luego, un adios, o un encantado de haberos tenido con nosotros. Pero nada, ni una palabra de despedida. Aunque no se de que nos sorprendemos cuando en estos tres años no han tenido ni un detalle con nosotros. Realmente, los único que se preocupan de la radio han sido los programas y los coordinadores, llámense David Gallego o Mercedes Domenech.
Y digo de la radio como radio y no como empresa. Porque la forma de medir la calidad de una radio es por sus programas y no por las relaciones que se quieran tener fuera de las ondas. Y creo que allí, en esa emisora, lo que se emite les da igual. No prestan atención ninguna. Si no fuera por el interés de la gente que acude allí solamente porque les gusta la radio, y ponen 60 u 80 euros (que la cosa no está como para gastarlos) para poder practicar su pasión, esa emisora se va a pique.
Y en fin, lo único cierto es que ahora, Malaga Go! está inoperativo. Ojalá no sea para siempre. Aunque parezca que estamos de vacaciones, estamos trabajando para que Malaga Go! no muera. Así que estad atentos que quizás más pronto que tarde, se sepa algo. Y es que son demasiadas cosas como para que un programa así muera. Nuestros oyentes merecen más momentos como las secciones musicales de Ana Gutiérrez, como las interminables avances cinematográficos de Fran Espejo, como el buen humor de Fernando García de la Cruz, como las noticias curiosas de Vito Contreras, las agendas de Marina López como la sección deportiva que empezó Cristobal Moreno y después cogio el testigo desde la mesa de mezclas Leandro Pavón, o como los comentarios en el chat de nuestros oyentes leídos los últimos programas por Antonio Tapia.
En fin señores, que Malaga Go! puede no emitir ¡pero nunca morirá!
